¿Atascada en tu rutina de ejercicio? ¿Te mantienes lanzando la toalla antes incluso de comenzar? Este tipo de comportamiento es más común de lo que crees. Nuestros cerebros están diseñados para continuar creyendo que las cosas que hemos interiorizado durante toda la vida… y estas creencias
pueden impedirte cumplir tus metas. Incluso si entendemos que nuestro comportamiento no nos está haciendo ningún bien, generalmente es más fácil seguir creyendo lo que hemos pensado siempre del ejercicio, en vez de actuar de acuerdo a nuestras necesidades reales.
Sin embargo, podemos cambiar nuestras creencias, tener diversión al ejercitarnos, e incluso, buscar maneras creativas de movernos cada día. Si quieres cambiar tu comportamiento a maneras que te mantendrán motivada, debes comenzar cambiando las creencias que te están deteniendo. Comencemos con estas tres:
El ejercicio únicamente cuenta si es intenso y por un largo periodo de tiempo. Mucha gente cree que el único ejercicio que cuenta, es el del tipo del que dura más de 20 minutos y nos deja respirando con dificultad y sudando. Claro, esa es una manera de hacerlo, pero ciertamente no es la única manera y no es para todos. Incluso, cantidades pequeñas de ejercicio físico en el transcurso del día, ayudan para una buena salud, estado de ánimo, condición física…. en otras palabras, todos los beneficios del ejercicio intenso y largo, sin el estrés ni la preocupación. Lo que puedes hacer para cambiar: Busca oportunidades pequeñas, realizables y sobre todo, que disfrutes, para moverte en tu día normal. Sube las escaleras, camina a la tienda, baila, o haz unos pequeños levantamientos de dedos mientras esperas en la fila. Abre tu mente a todas las oportunidades escondidas que el mundo te da, para ejercitarte.
Es egoísta poner mis necesidades primero, antes de mi trabajo y mi familia. Algunas personas creen que tomar tiempo para mejorar el bienestar físico y sentirse bien, es hedonístico y egoísta. De hecho, lo opuesto, es verdad: Reponer tu energía y cuidar de tu salud y bienestar, es fundamental para ayudarte a cuidar de aquellos a los que amas. Lo que puedes hacer para cambiar: Comienza con algo pequeño. Abre tu mente a las posibilidades: ¿Qué es aquello pequeño pero grandioso, que puedes hacer por ti misma, que restaurará tu sentido de bienestar? (Ejemplo: Tomar un largo baño)
Nunca tengo la energía suficiente para hacer ejercicio. La vieja frase “energía dentro, energía afuera”, tradicionalmente se refiere al balance entre la energía que pones en tu cuerpo, a través de comer (energía dentro) y la energía que sacas a través del ejercicio (energía afuera). Pero, “energía dentro, energía fuera”, puede significar que cuando nos revitalizamos y nos recargamos de nosotros mismos, con movimientos físicos y otras actividades de autocuidado (energía dentro), tenemos tanta energía que cuidar, para estar con otros y para crear nuestra mejor vida (energía fuera). Lo que puedes hacer: Necesitas estar mas al tanto de tus propios niveles diarios de energía y sentido de bienestar. Cuando pierdes la conexión con tu cuerpo, pierdes un sistema de balance esencial y natural y es fácil empobrecerse. Es difícil hacer buenas decisiones acerca de cuidarnos a nosotros mismos cuando estamos tan desconectados de nuestro “yo físico”. Aprendiendo a escuchar genuinamente y estar abierto a los mensajes de nuestro cuerpo, en vez de ignorarlos, es la clave para mejorar nuestros niveles de energía diarios.
Comienza a prestar atención a tu cuerpo, cómo se siente durante tu día normal y escucha lo que te está diciendo. ¿Qué tipo de movimientos físicos sientes más relajantes y qué otros se sienten incómodos? Con un poco de práctica, escucharás los mensajes de tu cuerpo sobre el movimiento físico, fuerte y claro y los responderás con emoción.
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